Este grupo de pacientes se está incrementando con los años, transformándose en un grueso grupo de enfermas con esta patología.
El cáncer a esta edad difiere mucho del de las pacientes jóvenes, en su histología, en los receptores hormonales que son positivos y en general son Her2 negativo, con bajo grado tumoral respecto a las mujeres jóvenes. También se ve que se los diagnostica tardíamente, en estadios avanzados, que son de gran tamaño y con compromiso en los nódulos linfáticos, tal vez por falta de screening frecuente...todo esto conlleva q su evolución sea mucho peor, y se incremente la mortalidad. Sumado a ello, nos encontramos con la presencia de co-morbilidades preexistentes, que llevan a la muerte no relacionada con el cáncer, con un gran incremento proporcional de la mortalidad global relacionada con la edad. Por ejemplo: ya existe evidencia que en las mujeres de más de 65 años con cáncer de mama, la causa primaria de mortalidad se debe a una enfermedad cardiovascular (16%), siendo su cáncer de mama la segunda causa d muerte (15%), esto se ve en estadios iniciales del cáncer (Estadio 1) no así en pacientes con grandes tumores ya avanzados con receptores tumorales negativos, donde la principal causa de muerte es el tumor.
Con el incremento de la edad, independientemente del estadio tumoral, la causa mas frecuente de muerte es la cardiovascular.
Resumiendo, la edad y las co-morbilidades asociadas conllevan una mortalidad global aumentada por las enfermedades cardiovasculares y por el cáncer. De allí la importancia de una buena tolerancia al tratamiento, y de un buen estado funcional en la evolución de estas pacientes.
El (CRF) fitness cardiorrespiratorio del paciente es el más importante moderador en el estado funcional, y en la evolución en este grupo etario de pacientes. Si éste (CRF) declina, aumenta la enfermedad cardíaca coronaria y los eventos cardiovasculares, y ya se ha demostrado que el mismo es un factor pronostico en el cáncer de mama, si el mismo tiene altos niveles la presente presenta menos riesgo de muerte. Pero sabemos que el mismo se reduce con la edad (5% por década) y declina más rápido aun en mujeres de más de 60 años. Por si esto fuera poco, también se conoce que el cáncer de mama independientemente de la edad, reduce el CRF, y que éste se reduce aun más con la terapia del cáncer!!
De allí la insistencia y la demostración objetiva de que el ejercicio podría ayudar a prevenir este decremento, durante el tratamiento, y puede llevar a una mejoría del mismo en el post tratamiento, si bien datos de ello en este grupo etario son limitados.
Altos niveles de actividad física están relacionados con bajo riesgo de muerte y de cáncer de mama. Aquellas mujeres q desarrollan un cáncer de mama, con altos niveles de actividad física presentan mejor evolución que aquellas mujeres inactivas. También es importante conocer que los patrones de actividad física recreacional después de un diagnóstico de cáncer de mama, están relacionados a un bajo riesgo de eventos cardiovasculares, existiendo una fuerte asociación entre niveles de actividad física y la evolución de su neoplasia.
Aquellas pacientes con un equivalente metabólico de 9 (MET) / hora semanal de actividad física recreacional tienen un descenso del 23 % de eventos cardiovasculares comparados con aquellas menos activas. Este beneficio es aun más marcado en la mujeres de más de 64 años (36%).
Debemos por ello remarcar que, altos niveles de actividad física antes del diagnóstico durante el tratamiento y en el seguimiento esta relacionada con bajo riesgo de eventos cardiovasculares en pacientes con cáncer de mama, llámese infarto de miocardio, fallo cardíaco, angina, revascularizacion, ataques isquémicos cerebrales y muerte.
Cuanto mayor sea la actividad física pre-diagnóstica es mejor su evolución en cuanto a eventos cardiovasculares (46% de reducción de riesgo).
Por todo ello, es necesario remarquemos desde nuestra unidad de Cardioncología, la demostración del importante rol del ejercicio para la evolución favorable de este grupo de pacientes añosas con cáncer de mama. Sin embargo, la realidad es que muy pocos pacientes realizan una actividad física programada en los mejores centros del mundo.
Solo un tercio de los pacientes con cáncer siguen las guías o recomendaciones de una actividad física moderada a vigorosa de 150 minutos semanales, más aun en este grupo de edad.
Nuestro deseo es el de motivar a los pacientes a realizar este tipo de actividad física programada y supervisada desde nuestra Unidad, sabiendo pues, las barreras adicionales para implementar este programa de ejercicios.
En conclusión: existe un cuerpo muy grosero de evidencia de que la actividad física y el ejercicio impactan sobre la morbilidad y mortalidad de los pacientes con cáncer. Como la sobre vida y el número de pacientes con cáncer se incrementa, la enfermedad cardiovascular es su principal causa de morbi mortalidad para los sobrevivientes.
Nosotros debemos planificar y ayudar a estos pacientes recomendándoles qué tipo y cantidad de actividad física antes, durante y en el seguimiento del cáncer deberían realizar.
Este punto es crítico para contribuir a lograr prolongar la calidad de vida y mejorar su evolución!